Durante toda mi vida me percibí y percibieron como una persona distraída, creativa, desordenada, impuntual, con ganas de hacer mil cosas por segundo, siempre he intentado cambiar “ordenar” mi forma de llevar la vida para poder encajar en la vida como “debería ser” para lograr una estructura, pero qué creen???… nunca lo logré.
Desde pequeña me interesaba en temas específicos y los abordaba de una manera obsesiva hasta encontrar toda la información necesaria, o hasta que me aburriera porque encontraba otra idea mejor que se llevaba toda mi atención y así muchas ideas gestionadas de manera autodidacta, siempre por el lado del arte…
Pero en el colegio con las materias típicas de un año escolar me era muy difícil seguir la norma de una educación tradicional, ahí si era un cero a la izquierda… no lograba entender y menos estudiar, lo que me hizo ganar mi etiqueta de alumna floja, ya que me distraía con facilidad y como resultado mis calificaciones eran muy bajas, excepto cuando ya no me quedaba más alternativa que sacarme una buena nota para poder salvar el año y no repetir, ahí mágicamente la presión (La dopamina activada por la presión hacía lo suyo y lograba el aclamado hiper foco) lograba ordenar mi cabeza y responder correctamente para lograr una buena calificación, lo que a mi familia le hacía entender que si me sacaba malas notas era por que era floja y nada más.
Se preguntarán cómo transité mi adolescencia sin un diagnóstico??? Ufa! aquí les va…
Durante toda mi vida adolescente logré grandes record de actos por impulsividad, llevada por una idea fija, aunque eso significara riesgos, los tomaba sin cuestionar ni gestionar otras posibilidades más “aterrizadas” me presenté así como una persona que hacía lo que se le daba la gana y que por eso aprendía a porrazos… ya no solo era floja también era terca, testaruda e impulsiva. ¿Qué combinación no?
Famosa por las mil anécdotas que me sucedían a diario debido a mi poco manejo de la impulsividad, me hacían una persona divertida ya que siempre había una nueva historia para reír o quizás era mi autodefensa para tanta cosa que me sucedía y la mejor forma de encajar en un grupo social era a través de la risa, el chiste aunque fuera de mi misma.
Si se trataba de llegar puntual a algún lugar ya nadie confiaba en mi reloj, que por cierto no usaba, siempre creí que era por eso que me perdía en el tiempo de una manera tan extraña… a veces eran las 10:00 y con solo pestañear ya eran las 11:30… increíble, pero para el resto siempre fui la reina de la impuntualidad.
Mi impulsividad me llevó a tomar la decisión de estudiar en el extranjero, nada planeado y organizado, qué creen?, mi ansiedad está en contra de hacer planes a largo plazo, en mi vida el lema era “se pensó y se hizo “. En 2 semanas planeé el viaje, organice mi vida, averigüé lugares y me fui!… mi mundo me observaba como una mujer arriesgada y valiente, pero mi cerebro era impulsivo y no tenía limites y jamás de los jamases pensaba en la posibilidad de que algo pudiera salir mal, lo que debo decir que gracias a este cerebro viví grandes aventuras…. Y bueno… grandes tropiezos.
5 años después ya estaba formada como Actriz, era Madre, me había casado y separado, tenía una compañía de Teatro, ejercía como Profesora , Dirigía, escribía las obras de Teatro y producía, el mundo me veía como una mujer multifacética, una super woman capaz de hacer mil cosas por minuto, que seguro tenia una organizacion increible por eso lograba hacerlo todo, pero la realidad es que desarrolle una capacidad de improvisación que siempre me tenía al límite, siempre al borde, acumulando estrés y agotamiento físico y mental.
Mi vida social se veía afectada constantemente… la gente me percibía de una manera diferente y yo no lograba entender el porque…
De la Compañía de Teatro, pase a armar una productora de eventos culturales y debido a lo difícil que fue relacionarme con tanta gente, ya que dependía de muchas personas para que todo funcionara bien , termine armando una tienda de regalos donde aprendí a ilustrar , estampar y diseñar, LO HACÍA TODO!, no dependía de terceros para lograr los objetivos, y pensé que eso estaba bien, pero solo logré sumar un gran desgaste físico y mental que me hizo ganar una hospitalización o Burnout como le diríamos ahora que sabemos de qué hablamos.
A pesar de mis logros, siempre hubo una sensación de duda en mi mente. ¿Por qué cambié tanto de rumbo? ¿Por qué me cuesta tanto mantenerme enfocada? ¿Por qué siempre llego tarde? Esas preguntas, antes sin respuesta, finalmente encontraron claridad cuando descubrí que tanto mi hija como yo compartíamos el diagnóstico de TDAH.
Fue un momento revelador, De repente, todo cobró sentido. Lo que antes consideraba defectos ahora eran aspectos únicos y valiosos de mi ser. Aprendí a abrazar mi neurodiversidad como un superpoder, encontrando formas creativas de enfrentar los desafíos diarios.
Hoy, entiendo que no se trata de sufrir o lamentar lo que podría haber sido, sino de celebrar lo que soy y apoyar a otros en su viaje de autodescubrimiento. Todos somos únicos, y son nuestras diferencias las que nos hacen especiales.
Así que aquí estoy amigos y amigas, compartiendo con ustedes mis experiencias y reflexiones más íntimas. Porque al final del día, son las conexiones genuinas como las nuestras las que nos hacen sentir verdaderamente especiales.
No te asustes si tienes un Diagnóstico de TDAH, no lo sufras, solo adaptate y encuentra las herramientas que mejor te sirvan a ti para enfrentar la dimensión Neurotípica con tus herramientas Neurodivergentes.